De uno a otro en unos cuantos minutos

De un metro cincuenta a cincuenta y dos metros en unos cuantos minutos

de estar al lado del ruido, las personas y del humo;

a estar tan lejos del suelo que siento que toco el cielo,

de estar mirando hacia arriba para ver si encuentro su fin,

a estar mirando hacia abajo para ver si encuentro su inicio.

Miro sorprendida los colores del sol reflejado en sus espejos.

Para quedar sin palabras al ver lo que ocultan sus adentros.

He llegado a una cima donde aún no veo más allá de las montañas.

Sin embargo siento que estoy afuera de sus entrañas.

Qué bonito es ver lo que logra el arte.

Pero lo más hermoso es saber que no soy ni una parte.

Viendo la danza libre siento su hermosura

y lo bueno de admirar una buena escultura.

Qué arte tan inusual el que acabo de presenciar

más infortunados son los que no saben apreciar.

Estando acá arriba reflexiono sobre la vida

como qué pasaría si se rompiera la vidrieria

dentro de estas ventanas me siento en paz

pero se que estoy atrapada en una monotonía metálica.

Bajando su estructura no paro de pensar.

Qué importantes nos sentimos cuando de existir se trata.

Pero qué sorprendente es notar que no somos nada.

He regresado a la realidad

qué cosa tan triste saber que no era real

y de cincuenta y dos metros a un metro cincuenta en unos minutos

he regresado a oler sus humos y sentir su bulla.

De estar segura admirando su belleza

a temer por la vida de los que me rodean.

Qué cosa tan triste es regresar a la normalidad.